Me llamo Tomás, tengo 44 años y llevo desde marzo del 2019 dedicándome plenamente a este maravilloso mundo de la micropigmentación.
Envidiaba a mi mujer Begoña Torres, que lleva casi 25 años metida en este ámbito y cada día la veía llegar a casa contenta de su trabajo, y así, casi sin pensarlo me metí, empecé eliminando micros mal realizadas.
Recuerdo perfectamente el miedo que tenía cuando cogí mi primera máquina, el sudor por mi frente, me faltaba el aire, estuve a punto de salir corriendo pero… me armé de valor y aguanté, mes y medio después me fui a Barcelona a hacer mi primera gran formación de micropigmentación facial, de la que volví con un subidón enorme.
Estuve trabajando 3 años siempre al lado de mi mujer, respaldado por ella, no podría haber nadie mejor.
Un día, casi por casualidad descubrí la micropigmentación capilar. Si ya disfrutaba haciendo faciales, la satisfacción de poder ayudar a personas con problemas de alopecia fue lo que hizo darme cuenta de que acababa de conocer el trabajo de mi vida.
Ya no es mi trabajo, es mi pasión!